08 noviembre 2011

Atracción Formal





QUIERO COMPARTIR ESTE INTERESANTE ARTÍCULO DEL BLOG DE ARQUITECTURA





ATRACCIÓN FORMAL

de Stepienybarno



* Este artículo ha sido escrito con carácter divulgativo y sin ningún tipo de ánimo de lucro. Así que si te apetece compartirlo en cualquier otro medio, estaremos encantados de que lo hagas siempre y cuando cites el lugar donde lo has encontrado.

Autores de la entrada: Stepienybarno

* Stepienybarno está formado por Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó y desde mayo del 2009 estamos en la red con la publicación digital (Blog) de arquitectura.

Nuestra actividad se sustenta en tres pilares básicos: la investigación, la publicación y la redacción de proyectos de arquitectura.

A su vez, somos socios cofundadores de SINERGIA SOSTENIBLE y redactores de LA CIUDAD VIVA.






ATRACCIÓN FORMAL

¿Por qué tenemos predilección por ciertas arquitecturas?¿Somos capaces con un solo vistazo intuir su maravilloso fondo y por ello nos apetece saber más de ellas? o ¿en realidad nos dejamos llevar más de lo que pensamos por la atracción que nos producen determinadas formas o lenguajes?



Parece que a muchos arquitectos les cuesta despojarse de sus gustos formales, y acaban produciendo arquitectura “de autor”, que en muchas ocasiones no se adapta para nada al lugar donde se ubica ni a las necesidades reales del futuro usuario. Esta tendencia hacia lo formal, en cierta manera es una herencia del mal entendimiento que se ha hecho de la arquitectura moderna. El estilo internacional nació con unos condicionantes y tenía por bandera ir contra todo estilo preestablecido hasta ese momento. Sin embargo, en nuestros días lo que se sigue haciendo es plagiarla de la peor de las maneras, quedándose la arquitectura con la pura forma del estilo internacional, es decir, seguimos copiando estilo en vez de conceptos. Como apunta Carlos Puente, “algunos arquitectos tienen la mala costumbre de confundir la austeridad y sencillez con la estética de un campo de exterminio”.

Es difícil no caer presa del atractivo visual de los proyectos que inundan todas las revistas especializadas, el estilo suele hipnotizar la cordura de quien las ojea. Hace no muchos años, la ausencia de información y el aislamiento al que estaba sometido este país, hacían que a cada proyecto que se publicaba se le sacase chispas. Hoy sucede todo lo contrario con la sobredosis de información que estamos padeciendo, y que es fiel reflejo de la época de consumo desbocado que nos toca vivir. La arquitectura ya no se estudia, ahora se consume y si puede ser rapidito y de manera ligera, mejor que mejor. Leer con tranquilidad sobre arquitectura, parece una práctica de otro siglo. Ya nos lo avisaba nuestro querido Coderch, “hay que huir de las modas, y la forma de escapar de ellas es conociéndolas lo menos posible, para evitar el camino fácil que supone seguirlas”. Así que ante tantas modas efímeras y tanto desarrollo de nuevas tecnologías (y su correlación en espectaculares infografías), se acaba distorsionando la verdadera esencia de la arquitectura. Con todo ello, poco a poco vamos cayendo presa de las mayores locuras formales que jamás hubiéramos podido imaginar. Da la impresión, de que lo importante es lo que las cosas parecen ser y no lo que realmente son.

Siguiendo el hilo de la obsesión por lo formal Peter Eisenman comentaba en una reciente entrevista, “Enseño a Palladio pero mis alumnos prefirieren aprender las formas de Zaha Hahid, únicamente copiarlas. Esto refleja el nivel de voracidad de nuestra sociedad, la inexistencia de ideología” y aunque luego entendemos que el arquitecto estadounidense no siempre es consecuente con sus palabras, en ellas está el quid de la cuestión.

Nos guste o no, la arquitectura está compuesta de forma y fondo. Como decía Kahn, la forma es el “que” y el diseño es el “como”. La forma es lo que vemos y por tanto siempre está ahí, pero el fondo no es tan evidente y en ocasiones hay que buscarlo con cierto ahínco, llevándonos en más de una ocasión la sorpresa de que al hacerlo no encontramos absolutamente nada. A este respecto comentaba Borges,

“la gran culpa de muchos arquitectos actuales no es el abuso de las genialidades deslumbrantes, sino la circunstancia banal de que infatigablemente las buscan y de que infatigablemente no las encuentran”.

Como casi siempre, el gran delito es intentar que nuestras obsesiones sean un fin en si mismas, en vez de un medio para alcanzar la magia de la arquitectura.

Así que, habrá que seguir buscando, pero buscando con un horizonte claro, intentando en la medida de lo posible no ser presa de las redes de la imagen. Pero estas buenas intenciones se complican, ¡y en que manera! cuando vemos que gente del peso de Luís Fernandez Galinao afirma que la gran mayoría de los paneles que se presentan a un concurso se descartan y no son ni siquiera tenidos en cuenta, a no ser que tengan una imagen espectacular. A partir de aquí se empiezan a estudiar las propuestas presentadas.

Triste pero cierto.

"Reconciliemos la forma, los materiales y la energía"







No hay comentarios: